miércoles, 14 de diciembre de 2011

Jacques Lacan y el estilo tardío. Por Germán García

"La paradoja del hombre de gusto, como la de cada analista, no sería diferente a la del que se consagrase a proseguir, según el método de Joyce, el Finnegans: la decisión de Joyce como la de un Descartes y también la de Freud, es la certeza que inicia un método que al final produce la autorrevelación de uno por vez. Pero ninguno de los que sigan el método estará seguro de adquirir una certeza en singular equivalente, y ni siquiera llegará a saber si ellos -Joyce, Descartes, Freud- tuvieron esa certeza o se sostuvieron en la pura decisión. Es que el goce sutil implica la noción de real."
(Extracto de dicho artículo de Germán García, en Revista Lacaniana Nº11)

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Salió RESPUESTAS 6


Próximamente, publicaremos los artículos en este blog.

domingo, 24 de abril de 2011

Comentario a la Nota “Investigación especial. Mundo Paco. El mapa del Paco”, en la Revista Veintitrés , N° 660. Publicada el 04– 04-2011.
Por Lorena Di Masso

La nota de tapa está sostenida en el fondo de una imagen, con un primer plano del encendido de una pipa, que muestra sin velo y con cierto sensacionalismo un modo particular de goce. Goce que, como tantos otros, hace problema a la sociedad en su conjunto y por tanto es denunciado al mismo tiempo que promovido, pues el sujeto “perjudicado” por distintos factores sociales, familiares, biológicos, etc., genera la necesidad de que el Otro [social] compense el Ideal perdido.

De un modo descriptivo se da cuenta del modo de funcionamiento de una organización narco en la villa 1-11-14 del Bajo Flores en la ciudad de Buenos Aires, apelando a una instancia ya sea política, ya sea judicial, que imparta un orden de legalidad. El consumo de Paco es presentado aquí como un síntoma social ubicando sus causas y sus efectos en el mismo punto: lo social, lo político, lo económico; es decir, por fuera del sujeto. En todo caso se le da a éste el lugar de víctima de lo que en la nota se denomina “el flagelo del Paco”. Es de esperar que las Instituciones desde lo público, den respuestas en red, de una manera que coordine esfuerzos y presupuestos.

Desde otro punto de vista, el aporte del Psicoanálisis es introducir la pregunta por el sujeto, Uno por Uno. Lo suponemos con una respuesta subjetiva propia, lo cual significa aprender a interrogarse, y desde tal suposición interrogamos, por ejemplo, la función del tóxico en cada quien. Nos proponemos ir de lo social a lo subjetivo, de lo universal a lo singular, de lo general a los detalles. Intentamos ubicar en la red de los discursos y las prácticas lo propio de cada quien apostando a un pasaje del síntoma social al síntoma subjetivo. Ello implica que hay algo por descifrar: una causa, un goce, un sentido, y que todo ello se encuentra más allá o más acá de lo ambiental, sin desconocerlo, y en un nuevo lugar.

martes, 19 de abril de 2011

MODULO DE INVESTIGACIÓN. Respuestas analíticas a las adicciones

Por Mariana Gavotti

Dimos comienzo al recorrido realizado el año pasado en el modulo de investigación sobre adicciones con un texto de Alain Ehrenberg, “Un mundo de funámbulos”. Punto inicial que nos permitió situar algunas ideas centrales sobre la problemática de las adicciones en la actualidad. El autor diferencia, por ejemplo, el uso de las drogas (usos heterogéneos de productos múltiples) en las sociedades no modernas de las modernas. En éstas últimas plantea una interrogación en el funcionamiento de las sociedades democráticas (el individuo soberano, libre, igual a todos…), las drogas serían un artificio para fabricar individuos, una química de la promoción de sí mismo.

Con el artículo de Adriana Testa, “Estructuras clínicas en las adicciones” nos adentramos en la articulación entre adicciones y psicoanálisis. Señalamos del texto, por ejemplo, la diferencia entre la droga como objeto de la droga como sustancia. Tomamos el comentario de la autora acerca de la idea freudiana de la adicción como hábito que se asume compulsivamente. Es un oxímoron, afirma, que cruza dos términos extraños entre sí, y que a su vez descompone en otros dos: defensa y pulsión.
Nos vimos llevados, entonces, a releer el desarrollo que Freud realiza sobre la compulsión de repetición.

Una línea de trabajo es posible vislumbrar en la definición del vocablo toxicomanías , por Sylvie le Poulichet, de Elementos para una enciclopedia de psicoanálisis, el aporte freudiano, con la dirección de Pierre Kaufmann. En lugar de tratar de “curar la toxicomanía”, nos vemos entonces llevados a hacer surgir nuevas formaciones que figuren las preguntas fundamentales del sujeto. En un primer tiempo, se trata de suscitar la transformación de un montaje narcisista en formaciones de síntomas en la cura. En efecto, es la constitución de síntomas aunque sólo sea en forma de una queja lo que engendra una distancia entre el sujeto y el goce, al instaurar el lugar del enigma y de un tercer saber. La creación del síntoma en la cura supone que el sufrimiento del analizante se organiza o se elabora simbólicamente como una interpretación del deseo del Otro, reactivando la fabricación de “teorías” y “novelas”. Es esta nueva configuración la que hace practicable el análisis, puesto que el analizante suscita el lugar del Otro en la cura como el sitio desde donde su sufrimiento va a recibir un sentido. Precisamente, antes de entrar en el campo de la transferencia, lo más frecuente es que la toxicomanía no esté estructurada como un síntoma; ella realiza más bien un tratamiento del cuerpo que no posee sentido en sí mismo, pero que suspende el tiempo y el deseo.


Finalmente, hemos ubicado algunas cuestiones a partir de una conferencia de Eric Laurent, por ejemplo la importancia de las instituciones que brindan tratamientos a las adicciones. Se trata, no de prescindir de ellas, sino de “introducir la consideración de la particularidad del sujeto”, y que no tengan como único objetivo el destete universal, la desintoxicación como cura para todos. Siguiendo con la orientación de los tratamientos posibles de las adicciones, Eric Laurent plantea cuatro modalidades posibles, según predomine alguno de los matemas establecidos por Lacan, del sujeto, del objeto, del saber y del significante amo.
El tratamiento por el sujeto propone a éste dejar la identificación con el ser toxicómano para dar lugar a su división subjetiva y al goce de la palabra; sería el más cercano al analítico.
El tratamiento por el saber sería una suerte de “pedagogía del toxicómano” y una “extracción del saber de este último sobre su objeto”, del lado de las medidas educativas que por ejemplo dictan ciertas obligaciones jurídicas para infractores al consumo de sustancias ilegales.
El tratamiento por el S1 ubica al sujeto bajo un ideal: el de ser un ex adicto que “recupera” su relación a la vida, obedeciendo a las normas prefijadas, con valores humanitarios, lo cual se da en las comunidades terapéuticas tradicionales.
Los tratamientos por el objeto apuestan a la sustitución de objetos, aquí es conocido el caso de la metadona por la heroína. De acuerdo a estas modalidades con el objeto de goce se reanuda un lazo con el Otro: “no a partir de lo simbólico sino por medio del cuerpo en sus dos consistencias de real y de imaginario”.
Por todo esto quedan planteados los modos discursivos en que se ordenan las distintas prácticas terapéuticas, y las maneras en que se intenta absorber y clasificar a las prácticas y usos de las diversas sustancias.

Coordinador: Félix Chiaramonte
Integrantes: Mariana Gavotti, Clara Casaretto, Lorena Di Masso, Bettina Quiroga, Andrea Fato, Walter Naimogin

miércoles, 9 de marzo de 2011

Inés Szpunt: : Los principios del psicoanálisis, una práctica que no es como las demás

Cuarta clase del curso anual 2010
Reseña de Virginia Gilardi

Orientados por este título se desarrolló en la delegación San Fernando del Instituto Oscar Masotta la cuarta clase del curso anual “Escritos, una aproximación intertextual”, a cargo de Inés Szpunt, psicoanalista y miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana.
Teniendo en cuenta lo que Lacan plantea en su escrito “Variantes de la cura tipo”, el psicoanálisis aparece como una práctica, una terapéutica que no es como las demás. Aparece en primer lugar entonces la más estrecha de las revelaciones analíticas así como realmente el descubrimiento freudiano: un artificio de palabra, una situación convenida entre analizante y analista que teniendo como eje la regla de la asociación libre y la interpretación lleva a una revelación que lo cambia todo. Traducido por Lacan como un “decir tonterías” este artificio deviene en acontecimiento de palabra que toca lo paradojal. . Así, el decir tonterías revela que al asociar libremente es imposible decir cualquier cosa. Nada menos libre que esa libertad impuesta.
Una experiencia que invita a decirlo todo al mismo tiempo que una palabra última escapa a los controles de quien habla devolviendo siempre a los mismos surcos, al círculo de las reiteraciones. Un decir que trasciende la voluntad de quien habla que dirá más de lo que quiere y más de lo que sabe. Una intencionalidad de decir que se torna equívoco y un deseo inconsciente que se filtra en los enunciados del sujeto donde el decir se hace enunciación. Paradoja y misterio de una comunicación donde el sujeto recibe su propio mensaje en forma invertida solo a condición de que otro destinatario y testigo sancione esas sorpresas de palabra al modo en que la risa sanciona el chiste. Paradoja en la que todo enunciado se somete a la ambigüedad del significante en su polivalencia semántica y sus diversos modos de producir significado. Una práctica que distancia al analista del político, del educador y hasta del médico en tanto su ética pone en suspenso todos los objetivos de dominio y las buenas intenciones. Etica que lejos de una deontología propone como incidencia técnica directa un inconsciente que se lo escuche y que habla sólo si se lo interroga. Analista y analizante sujetados por la estructura del lenguaje, un sujeto dividido entre enunciado y enunciación, y un principio que es también el de toda interpretación: que en lo que se oye se dice otra cosa.
Una práctica que no es como las demás en tanto promueve la imposibilidad de una verdad toda y queda a la espera de un ser que no es el unitario de la psicología. Principios de una práctica que hacen del equívoco, lo disruptivo, el nudo de la cura. Algo que aguarda salir a la luz entre el sujeto y el Otro en el lugar donde no sabe lo que dice, allí donde el significante no va a tener ningún significado para el sujeto. Lugar donde el síntoma no es mensaje sino satisfacción y donde se actualiza la pregunta por el deseo. Práctica que hace del dispositivo freudiano algo hecho a su mano muy diferente a una rutina, donde Lacan indica que las necesidades de un análisis se juzgan por su acto y no por costumbres.
A cargo de la clase, Inés Szpunt desplegó, entre otros, los principios antes mencionados que vienen a diferenciar al psicoanálisis de otras prácticas y que tuvieron como síntesis el momento del debate donde se puso interés en el psicoanálisis en tanto otra ética opuesta al control y la satisfacción, allí donde habrá un sentido indicado por parte de quien escucha pero dado por quien habla. Terapéutica que trabaja la analizabilidad interrogando el lugar del analista, un acto que no es administrativo, sino un lugar donde el analista es un objeto dúctil que da lugar a quien consulta y cuyo efecto analítico no es asistencial sino que se revela en el sujeto como algo de lo diferente, de lo inolvidable.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Emilio Vaschetto: Amor a muerte

Reseña de Verónica Ortiz

La noche del 1 de octubre nos encontramos en la biblioteca de San Fernando para escuchar la clase de Emilio Vaschetto, titulada Amor a muerte. Se trató de la tercera clase del curso anual del Instituto Oscar Masotta: Freud, Lacan: una lectura intertextual, organizada por la Delegación de San Fernando.

La exposición comienza con la lectura de un poema de Macedonio Fernández, del cual fue extraído el título de la conferencia.

Para abordar el tema de su charla, Vaschetto propone un recorrido por el texto de Germán García: Macedonio Fernandez: la escritura en objeto.

Explica que para Lacan el narcisismo se sitúa en el registro de la agresividad. Que existe un desconocimiento constitutivo del sujeto que lleva en ciernes su propio factor letal.

Pasa a ubicar cuatro tesis en el escrito de Lacan La agresividad en el psicoanálisis:
1) la agresividad es constitutiva
2) la agresividad se halla en relación a la noción de cuerpo fragmentado.
3) la agresividad en lo que respecta a la técnica: la reacción terapéutica negativa.
4) el odio. La agresividad como identificación narcisista a-a’.

Vaschetto habla entonces del kakón: aquello que se ataca en el otro sin saberlo es el propio vicio, la perversidad y el mal propios, buscándolos en la alteridad sin reconocerse como estando ahí. (Por ejemplo, en las paranoias de autocastigo tales como el caso Aimée, de Lacan).

En Posición del inconsciente se pueden leer la operación de alienación, encarnada en la figura de Narciso y la operación de separación, Empédocles y su suicidio. En la tendencia suicida, explica Vaschetto, se pueden ubicar las dos operaciones: la alienación irreductible o el alejamiento absoluto.

A partir de los años ’20, con Más alla del principio de placer Freud apunta a dar un estatuto teórico a la agresión. Para desarrollar este punto, Emilio Vaschetto nos remite a los aportes de Oscar Masotta que pueden ser leídos en El modelo pulsional. (Especialmente capítulos II y III).

Explica más adelante en su exposición que resulta necesario conocer las teorías medievales del amor para abordar el tema que nos ocupa. El amor cortés, extático, implica la relación con un otro absoluto. En el Seminario 3 Lacan se interroga: “¿Qué diferencia a alguien que es psicótico de alguien que no lo es? La diferencia se debe a que es posible para el psicótico una relación amorosa que lo suprime como sujeto, en tanto admite una heterogeneidad radical del Otro. Pero ese amor es también un amor muerto.”

Con la pregunta “¿Qué tipo de relación tiene un sujeto con los otros?” Vaschetto recuerda la diferenciación entre el otro imaginario, el Otro simbólico y el otro real, el compañero inhumano, Das Ding (seminario 7 de Lacan), aquel otro que oculta el insondable abismo, esa alteridad radical que no puede ser domesticada. Desarrolla luego una reflexión acerca del amor de Dante por Beatriz en La divina comedia como lazo amoroso con un Otro absoluto.

Propone Vaschetto luego abordar el amor loco, las erotomanías psicóticas e histéricas, no poco frecuentes. Diferencia, siguiendo las enseñanzas de De Clérambault, los sujetos pasionales de los interpretativos. El pasional cuenta con el siguiente postulado: “El otro me ama o es quien más ama”. Si, al pasar del tiempo, el sujeto es llevado a la desilusión por no obtener respuesta, se produce el despecho, el rencor y, en ocasiones, el pasaje al acto: en lo real, la expiación del propio mal al reducir al otro a ese objeto y extraer de él ese kakón al que hacíamos referencia antes.
Más adelante propone ubicar del lado femenino, un costado loco, erotomaníaco y del lado masculino, algo más acotado, el “lado fetiche”, con la fijeza de goce que conlleva. El reverso de la forma erotomaníaca puede encontrarse en el estrago, que trae aparejado algo de lo ilimitado del rapto, de la devastación del cuerpo de la mujer, de la clínica que no tiene palabra.

El estrago es muy propio de esta época, una época signada por la errancia, ya que la declinación de la función paterna pone en primer plano la interrogación acerca de qué sucede con la histeria hoy, al ser esta un síntoma organizado alrededor del padre. El síntoma histérico está circunscripto, localizado. Por el contrario, el estrago está en sintonía con lo ilimitado del goce femenino, se presentifica en el pedido ilimitado, en la locura amorosa, el despojo de la vitalidad del cuerpo, en los estados de sideración. En el estrago la dimensión del cuerpo está en compromiso todo. Una referencia sobre este tema puede ser hallada en El rapto de Lol V Stein de Margarite Duras.

Vaschetto concluye con algunas reflexiones sobre la época actual, en la que se constata una dificultad contemporánea para el amor que tiene como consecuencia el extravío amoroso y propone conceptualizar una “clínica del extravío amoroso”. A partir de una referencia al film El marido de la peluquera, nos recuerda que el encuentro con el otro sexo es sintomático. En la película, la protagonista debe desaparecer por la vía del suicidio para lograr hacer existir no la relación sintomática sino la relación sexual.

Emilio Vaschetto cierra su exposición trayendo a colación el título del seminario de Lacan “Los no incautos yerran”, explicando que los incautos son los que se dejan engañar por su inconsciente. Si bien sería “ya flotar un poquito más alto”[1] saberse incautos que pretenderse no incautos, ni unos ni otros tienen nada asegurado en cuanto a extravíos amorosos, ya que todos yerran. ¡En materia de relación sexual hay extravío para todos, se trata de la clínica de “para todos errantes”!
[1] Seminario 21 (inédito) Clase 1

jueves, 24 de febrero de 2011

CLASE DE ELENA LEVY YEYATI (Curso anual 2010) Ego VS. Sexo

Reseña de Virginia Girardi

La segunda clase del espacio del curso anual: “ Escritos, una aproximación intertextual” estuvo a cargo de la Dra Elena Levy Yeyati, miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, de la Escuela de Orientación Lacaniana y del Centro Descartes.

El título de la clase Ego vs Sexo resulta de interés por lo que en el programa del Instituto Oscar Masotta son las clases dedicadas a la pulsión en Freud y a través de la lectura que hace Lacan del tema.

El momento de la enseñanza de Lacan que surge del escrito “ Del Trieb de Freud y del deseo del analista” corresponde con los días previos a la publicación del Seminario 11, “ Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”, siendo este seminario el primero que va a dictar fuera de la IPA.

Este escrito propone la recopilación de sus intervenciones en un congreso que transcurre en Roma en 1964 y en el que anticipa lo que va a resultar de apoyar la noción del deseo del psicoanalista en la noción de pulsión.

Otro motivo de interés para contextuar estas intervenciones es que éstas son hechas en Roma y hay ahí una coincidencia con "Función y campo de la palabra", clase que dicta en el Congreso de Roma cuando se produce la escisión de la Escuela Freudiana de París. Momento de ruptura en el cual Lacan vuelve a revisar los conceptos fundamentales del psicoanálisis y en el que, ya fuera de la IPA, se sostiene en su propio deseo para llevar adelante su enseñanza.

Roma, lugar particular para estas intervenciones, que tienen lugar en un congreso sobre técnica y casuística, con las implicancias de los problemas introducidos por la ética en los problemas de la ciencia , además de ser un ámbito religioso con las resonancias del discurso teológico. Notar ésto hace a la recuperación de los contextos de enunciación.

Ego vs. Sexo puso al deseo del analista en el centro del interés en tanto lugar de enunciación, posición que el analista toma para hacer de una praxis un modo de operar y de los conceptos psicoanalíticos algo más que enunciados o definiciones. Así como Schreber se formuló como un caso para el psicoanálisis por el deseo de Freud y el concepto de pulsión devino un montaje freudiano por este mismo deseo, Lacan señala la importancia de la recuperación de los contextos de enunciación cuando se enseña el psicoanálisis, fuera del dispositivo pero dentro del discurso analítico.

El deseo del analista articulado a la pulsión hace que se vincule a la producción del analista. La pulsión construida por Freud es a partir de la experiencia del inconsciente. Sólo a partir del análisis es que se puede hablar de pulsión y no de la pulsión en el mundo, en el universo o como una cosmovisión. Desde Lacan pulsión es un concepto engendrado en el contexto de una praxis. Esto relativiza su valor como enunciado y posibilita oponer el pensamiento psicologizante al deseo del analista. La libido no es el instinto sexual, la libido para Freud es la energética de las pulsiones sexuales para después extender esta energética a las pulsiones del yo. Los límites se borran. El ego ya no importa como función de síntesis, como yo autónomo sino un yo perturbado por lo sexual. Nuevamente el contexto y Lacan debatiendo y cuestionando a los psicólogos de la ego psychology que habían entronizado las funciones yoicas dentro del dispositivo analítico, funciones yoicas no tocadas por la sexualidad.

Al decir de Oscar Masotta, Lacan opone a la entronización del yo la idea de desfase como la imposibilidad de correspondencia o evolución. Los dualismos convergen, los dicotomías se borran, las cosas se anudan y son conciliación de contrarios. Principio del placer y principio de realidad devienen realidad psíquica para Freud, y según Lacan devienen realidad psíquica pero en la experiencia intersubjetiva del diálogo analítico. Otra vez el campo de la praxis. Lo que del analista hay comprometido en la realidad psíquica. Lo que de un análisis trasciende una terapéutica es el resultado de algo que de lo simbólico opera en lo real y una transformación de la satisfacción pulsional.

En el texto “Del Trieb de Freud y del deseo del psicoanalista”, intervenciones aisladas de Lacan recuperadas en el contexto nos llevan a pensar la importancia de conectar la praxis clínica con los dispositivos institucionales, borrar las dicotomías que dejan una cosa aislada de la otra e interrogar el deseo del analista a la luz de distintas lecturas y replantear lo que se cree ya entendido en alguna parte.

miércoles, 16 de febrero de 2011

¿Para qué sirve el psicoanálisis? Clase de Germán García

Primera clase del curso anual del IOM (2010)

Reseña de Verónica Ortiz

El 14 de mayo Germán García volvió a la biblioteca de San Fernando, en el marco de la primera clase del curso anual del programa 2010 del Instituto Oscar Masotta. Su ponencia, ¿Para qué sirve el psicoanálisis? fue seguida atentamente por la audiencia presente.

Comienza recogiendo el guante con el título mismo de su clase, al proponer dar respuesta a una pregunta que con frecuencia se escucha en la calle, cabalgando entre sorna y descalificación: ¿para qué sirve el psicoanálisis?

Y, seguro de que una pregunta siempre encierra en su propia formulación la respuesta, propone despejar los términos utilizados: el verbo servir responde a una lógica utilitaria que supone la premisa que sería bueno lograr el mayor beneficio con el menor esfuerzo, en consonancia con el modo pragmático del pueblo inglés que la vio nacer.

Sin embargo, debe haber cosas que no sirven para nada que, no obstante esto, hacen al placer de la vida… Se trata de ética, de la discusión acerca de formas de vida. Entonces, si repreguntamos ¿para qué sirve?, esta vez, ¿para qué sirve… saber ética?, es en este punto que Germán García realiza una sorprendente inversión: no es que uno sabe ética sino que la ética lo sabe a uno. Se puede ser analfabeto pero basta con hablar una lengua para que ésta transporte configuraciones mentales, formas de vida, significaciones, sin que se entere su usuario. Por ejemplo, se puede conocer el sentido semántico de las palabras padre, madre e hijo pero sería difícil describir un sistema parental y mucho más aún contar con una hipótesis clara sobre qué función cumple una cultura familiar.

En esta línea, Jacques Lacan sostenía que el goce no sirve para nada. Pero su ausencia haría vano el universo…, agrega García.

El problema del que se trata es que nuestra especie humana no cuenta ya con el saber automático del instinto. Y eso se debe al lenguaje. No hay certeza alguna a la hora de determinar el origen del lenguaje. Germán García recuerda una tesis de Charles Darwin acerca de este punto: habría comenzado siendo un llamado sexual. Reaparece aquí nuestra pregunta: ¿para qué sirve… el lenguaje? Según García, los más optimistas creen que sirve para colaborar con el otro, para comunicar. A esto respondemos con cierto pesimismo psicoanalítico: también sirve para engañar, para mentir, para embaucar.

Entonces, resulta bastante insondable la pregunta ¿para qué sirve algo? Tanto, que en el campo de la religión, la iglesia católica se vio obligada a condenar el suicidio bajo el siguiente concepto de propiedad: el cuerpo es de Dios. Por lo tanto, el lenguaje permite también suicidarse. Somos, como señalaba Georg Hegel, la única especie que puede anticipar su muerte e incluso lograr que sirva para algo, al modo de los terroristas mártires.

Siempre en el terreno de la religión, si “Desde el principio era el verbo y el verbo era Dios.”, entonces, sin el verbo, sin el lenguaje, tampoco habría Dios.

En la especie humana no se trata de instinto sino de pulsión (trieb). Y García afirma con contundencia, “Si el instinto orienta al animal, la pulsión desorienta al humano.” El ser humano no nace orientado, ni siquiera orientado por la anatomía de su cuerpo. Hay personas que, de buena fe, creen que basta con las identificaciones. Pero en ocasiones el sujeto se orienta no por la imitación sino por la oposición al modelo que tiene frente de sí, como un modo de nombrarse.

Germán García continúa su charla situando al psicoanálisis como algo histórico, que nació y que va a desaparecer. Surge en un momento determinado. Jacques Lacan plantea que no hubiese sucedido sin la existencia de la ciencia (la física, la aparición de las grandes leyes, Copérnico, Galileo). Si bien siempre se hicieron reflexiones acerca del deseo, por ejemplo, tales reflexiones se enmarcaban bajo la égida de la moral. En el siglo XVIII se dio la “liberación naturalista del deseo”. Los ilustrados de ese siglo creían que había un instinto humano sano, noble, fraternal que se deformaba por la incidencia de la religión. Si se pensaba racionalmente, y no religiosamente, se reencontraría ese ser natural. Sin embargo, señala García, en el siglo XIX “no apareció un Tratado sobre la Felicidad sino ¡un tratado de psicopatología sexual! (Krafft.Ebing)”.

Esta afirmación lacaniana -que el psicoanálisis no habría sido posible por fuera del discurso científico- se apoya en el pensamiento cartesiano, que Germán García enuncia así: “Si uso la razón- y suponemos que el ser se define por ser racional- retorno entonces al hombre original, ya no deformado por ninguna tradición”. Esta idea de la racionalidad desemboca en el pensamiento común “nada es sin razón” que, paradójicamente ¡es la neurosis! “Nada es sin razón” no se verifica científicamente, ya que la ciencia descubre en forma permanente que existen cantidades de cosas que son azarosas. “La idea de que el mundo es racional parece muy racional siempre que no pensemos qué quiere decir racional: que no hay nada que no tenga una causa”, dice García.

La clase va arrimándose a la respuesta a la pregunta que la causó, con un ejemplo: el neurótico dice “mi vida no tiene sentido”, lo que puede tornarse tan serio como para quitársela debido a eso. Con un poco de semántica- dice García- podría preguntarse qué problema habría… los chistes tampoco tienen sentido pero son muy divertidos. El neurótico pone algo ahí, en no tiene “sentido”, y queda desorientado por una palabra.

¿Para qué sirve el psicoanálisis, entonces? Para orientarse… en el deseo. Es una respuesta posible cuando alguien la pasa mal consigo mismo, no por maldades que le inflija un tercero, sino por las que se dirige a sí mismo en nombre de Dios, del bien, de algún ideal. Así como Immanuel Kant pensaba que había que orientarse en el pensamiento, la propuesta de Sigmund Freud es orientarse en el deseo. El inconsciente tiene sus propias representaciones meta y esas metas tienen que ver con la satisfacción, aunque también, con un más allá de la satisfacción… ¡pero ese será el tema en otra ocasión!

martes, 8 de febrero de 2011

Polémica sobre psicoanálisis y política en la Argentina

En este número de Respuestas, acercamos a nuestros lectores extractos de textos de Germán García, en el marco de la Polémica sobre psicoanálisis y política en la Argentina (publicado originalmente en Los Libros en 1972, y reeditado por Asociación Amigos de la Fundación Descartes, en De Archivo Nº1). La propuesta es conocer el debate que en los años ’70 se daba alrededor de la práctica del psicoanálisis y su continuidad o disyunción respecto de las prácticas políticas. En este caso seleccionamos algunas partes de lo que Germán García debate con Gregorio Baremblitt.

“Si el psicoanálisis fuese una pedagogía los analistas solamente deberían ser hombres de bien, buenas personas, capaces de transmitir ideales suficientemente humanos, etc.”(…)

“La protesta idealista contra el caos del mundo –escribía Lacan recordando a Hegel- delata de forma invertida la manera en que los que protestan se las arreglan para vivir en ese mismo caos. Efectivamente, ¿cómo se pudo vender durante tanto tiempo eso que agita a tantas bellas almas?”(…)

“En 1936 Binswanger incitaba a Freud a que cambiase las verdades que descubría por una perspectiva más elevada, por una actitud más ligada al bien. No se trataba de la política, sino de la religión. Freud responde: “Siempre he vivido en el piso bajo y hasta en el sótano del edificio, mientras que usted mantiene que al modificar la perspectiva puede vislumbrarse un piso superior que alberga huéspedes distinguidos como la religión, el arte, etc. No es el único, y los demás cultivados representantes de la homonatura comparten su modo de pensar. En este aspecto es usted el conservador y yo el revolucionario. Si tuviera ante mí otra vida de trabajo me atrevería a ofrecer, incluso a estos personajes de alta cuna, un hogar en mi sórdida cabaña”” (…)

“Freud, al parecer conocía la especificidad de su descubrimiento. ¿Y si el psicoanálisis no tuviese ningún bien que ofrecer a esta u otra sociedad, exceptuando su posibilidad de dar cuenta de la estructura del deseo, aún en lo que ésta tenga de asocial?”(…)

“¿El psicoanálisis contra la revolución? No. Se trata de no ahogar en la declamación política –ni en la práctica- ese otro ámbito de la revolución psicoanalítica: el análisis del deseo a partir de la escisión que funda al sujeto como carente y deslizándose, por esto mismo, por los espejismos de su conciencia, precipitándose en las certezas imaginarias que su yo le propone para negar las huellas, siempre presentes, de la escisión que lo constituye como sujeto humano.”(…)

(Entonces) “...cuando se habla del campo psicoanalítico, tanto la compulsión como la negación política deben ser analizadas.”(…)

domingo, 16 de enero de 2011

RESPUESTAS NUMERO 5 EDITORIAL

Por Félix Chiaramonte

Hace algún tiempo, desde este lugar, trabajamos por una política, una ética y una clínica desde el psicoanálisis. Aquí en San Fernando, la experiencia de la Delegación del Instituto Oscar Masotta (IOM) continúa creciendo. A partir de la inquietud de algunos y de la interrogación que surge de la práctica, nos propusimos dar Respuestas analíticas a las cuestiones que se plantean en nuestra zona, en debates clínicos, sociales y culturales.

La actualidad del Psicoanálisis replantea las preguntas en cada investigación: ¿qué sujeto habla en las angustias de las mujeres, en los padecimientos de los niños, en los impasses de la educación, en los consumos que consumen a los adictos?

La clínica del uno por uno se contrapone a una colectivización de los discursos. Cada Módulo que se propone investigar una cuestión que afecta la práctica, que agujerea el sistema social con sus cuestionamientos, nos implica en la lectura. Leer una y otra vez como en el ejemplo que cita Germán García (1), de Introducción al Talmud, de Avin Steinsols, nos orienta: “Cuando un hombre determinado empieza a estudiar el Talmud siempre se encuentra en el centro de las cosas, sin que interese por donde comenzó. Solamente puede adquirir la capacidad de comprender mediante el estudio y la combinación de los datos, en general, cuanto más estudia mejor comprende lo que estudió antes, su comprensión crece constantemente, a medida que profundiza su análisis del material. Un par de estudiosos que analizaron cierto tratado complejo a su imaginación lo realizaron 40 veces y afirmaron que habían sentido que lo empezaban a comprender cuando lo leyeron por cuadragésima primera vez. Esta convicción no refleja una humildad extrema ni se relaciona con la complejidad del tema, sino que se basa en la seguridad de que en cada nueva oportunidad el asunto adquiere nuevas dimensiones.”

La realización de grupos de lectura, módulos de investigación, conferencias y debates, permiten llegar a las nuevas dimensiones que surgen de algo repetitivo que produce sorpresas en el saber de cada uno. Aquellos que están dispuestos al encuentro con lo que fluye y despierta en los textos, son bienvenidos.

Y finalmente, en este año hemos logrado la creación de la Asociación de Psicoanálisis San Fernando que permite difundir, aun más, las actividades de la Delegación del IOM; es cierto que además se va consolidando la relación con otros actores sociales en la zona norte, por ejemplo el alentador intercambio con la Asociación Plurales www.pluralessanfernando.com.ar , una profundización del vínculo con la Biblioteca Madero, la difusión en los medios de comunicación zonales como el periódico virtual www.168horas.com.ar , FM Simphony de San Isidro, FM Fénix de Martínez, el suplemento Tigre-San Fernando del diario Clarín, FM Lares de Beccar, FM La Barca de San Fernando, y otros a los que les interesa la lectura y la atención analítica que la orientación lacaniana posibilita en la ciudad, para cada uno, y respecto de la cultura, en sus discursos y sus prácticas.


(1) Fundamentos de la clínica analítica, Otium Ediciones.