lunes, 11 de octubre de 2010

Formación analítica y experiencia del psicoanálisis-Gustavo González

Formación analítica y experiencia del psicoanálisis (1)

Como he demostrado antes, esta producción,(la del discurso analítico) la mas loca, no es enseñable, como lo hemos comprobado, pero no nos libra de la hipoteca del saber.
Jacques Lacan Alocución sobre la enseñanza

Jacques A Miller en una exposición en el Centro Descartes en el año 2001 hace una lista con 9 adjetivos para calificar la palabra comunidad cuando se trata de la comunidad analítica: cómica-lógica-operativa-trágica-dionisíaca-cínica-epistémica- inconsciente-exquisita. Me ha tocado el adjetivo epistémica y para ello voy a retomar el título de las jornadas “Formación analítica y experiencia del análisis” .Como podemos ver tenemos ahí dos aspectos separados, al menos propedéuticamente. Que no se pueda ser enseñado mas allá del propio saber producido en la experiencia, es algo que conecta estos aspectos de manera particular y hace compleja esta relación para el psicoanálisis, con sus inclusiones y sus imposibilidades. ¿Es la experiencia un subconjunto del conjunto mayor que sería la formación? O son dos polos de un continuo en el que uno alude a la práctica y la otra a la teoría. En el primer caso ¿toda la experiencia puede entrar en la formación, o es formalizable en su totalidad?
Heidegger y la experiencia del habla
M Heidegger en unas conferencias que pronuncia en 1957 publicadas como “La esencia del habla”, comienza describiendo que es una experiencia:
“ hacer una experiencia con algo- sea una cosa, un ser humano, un dios -significa que algo nos acaece, nos alcanza; que se apodera de nosotros, que nos tumba y nos transforma.”
El sujeto no es agente del acto sino determinado por el mismo.
”Hacer una experiencia no implica que nosotros la hagamos acaecer, hacer significa aquí sufrir, padecer, tomar lo que nos alcanza receptivamente, aceptar en la medida que nos sometemos ¿a ello. Algo se hace, adviene, tiene lugar.”
En lo que se refiere a lo que interesa al psicoanálisis, hacer una experiencia con el habla, dice:
“quiere decir dejarnos abordar en lo propio por la interpelación del habla, entrando y sometiéndonos a ella” y mas adelante “Nosotros que hablamos el habla podemos ser transformados por tales experiencias de un día para el otro, o en el transcurso del tiempo”. Recordemos que para Heidegger el ser humano, lo sepa o no, tiene por morada de su existencia la propia habla.
Luego de esto, la aclaración siguiente en la que reaparecen los polos presentes en el título de las jornadas:
“El hacer una experiencia con el habla es algo distinto a la adquisición de conocimientos sobre el habla”
Esto no quita valor a la investigación científica y filosófica sobre las lenguas y el habla, que a su modo, enseña en todo momento cosas útiles pero:
“la información científica y filosófica sobre el habla es una cosa: y otra, una experiencia que hagamos con el habla”
Como se ve Jacques Lacan no descuidó ni una ni otra.
Volviendo a la experiencia con el habla, Heidegger dice el habla habla allí donde no encontramos la palabra adecuada, cuando algo nos concierne, nos arrastra, nos oprime o nos anima. Pero vivimos y no prestamos atención a estos momentos donde el habla nos ha rozado. Esto permite el hablar cotidiano.
“Únicamente porque en el hablar cotidiano el habla misma no llega nunca al habla, sino que se retiene, estamos precisamente capacitados para hablar un habla”
Y por último “ en la experiencias que hagamos con el habla el habla misma se lleva al habla” Bueno quizá nos sea mas familiar, aunque curiosamente lo entendamos menos, si decimos “Que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que se escucha.”
Como ejemplo de llevar al habla una experiencia con el habla, Heidegger no toma un testimonio de análisis sino un breve poema, obviamente, de un poeta alemán Stefan George, cuya lectura recomiendo.
Luego de este breve pasaje por su texto, (habría que precisar mejor la cuestión para ver), surge la pregunta ¿Porqué Heidegger no quería saber nada con el psicoanálisis, por lo menos tal cual se lo ofrecía Jacques Lacan? Quien en un pequeño pasaje dice que ha querido visitar a Heidegger, hacerle un pequeño signo, hay algo en él, como un presentimiento, pero no es mas que eso, porque Freud, eso no le interesa.
Freud: la dificultad afectiva y no intelectual
Freud se encontró con este problema para el avance del psicoanálisis, la dificultad para que este saber, que obtenía de la experiencia desde su novedoso método, “pase” (tomando una expresión de Jaques Lacan). En un artículo de 1917 llamado Una dificultad del psicoanálisis dice “Desde el comienzo mismo quiero decir que no me refiero a una dificultad intelectual, algo que impidiera al receptor (oyente o lector) entender el psicoanálisis, sino a una dificultad afectiva: algo por lo cual el psicoanálisis se enajena los sentimientos del receptor disuadiéndolo de prestarle interés o creencia”. Como se ve, el problema no es epistémico.
Si fuera un problema epistémico, de horror a lo nuevo tal como lo analiza en otro texto llamado las “Las resistencias al psicoanálisis”, el tono de las protestas contra el psicoanálisis no serían estallidos de indignación, burla y escarnio, no son las resistencia intelectuales sino que se han tocado otros poderes.
Es en éste mismo artículo donde aparece algo bastante repetido en psicoanálisis, y es la serie que arma ubicando al psicoanálisis junto a la revolución que se atribuye a Copérnico, y a la revolución darwiniana. Freud, explica estas resistencias a las posteriores revoluciones, la copernicana, la darwiniana y la psicoanalítica por producirse, como golpes al narcisismo del ser humano. Mas allá del éxito mediático que han tenido, los ejemplos son discutibles, apoyados en el par resistencia revolución, la revolución copernicana no molestó demasiado el narcisismo humano, salvo a la iglesia, como tampoco lo hizo la teoría darwiniana de la evolución que pone al hombre en el lugar más alto de la escala animal . Pero volviendo al psicoanálisis Freud, al menos en este momento, cree que eso va a andar, y espera igual suerte para el psicoanálisis que para las otras dos supuestas revoluciones, mas tarde o mas temprano lo que él llama “las indeseables verdades” que el psicoanálisis tiene para ofrecerle al mundo hallaran el mismo destino, solo hay que esperar.
No parece ser esto lo que ha ocurrido con el psicoanálisis, sino más bien lo contrario, y esta es la tesis de Lacan, cada vez que parece imponerse en la civilización algo del saber del psicoanálisis, aparece metabolizado, extrapolado a un discurso que quita las consecuencias que tiene en el que fue producido y es esta “traducción” la que permite que pase como un saber entre otros. Pero lo que no pasa cómodamente, ¿es el el contenido de ese saber que ataca el narcisismo del ser humano con las protestas del pretendido YO?, o se refiere a la función y a al estatuto de este saber producido en este nuevo discurso. ¿Sería igual si ese saber fuera el de la adaptación, y no un saber que lo despista?
Lacan discurso analítico discurso universitario.
La tensión entre lo que acontece en la experiencia y lo que de ella puede llegar a ser episteme , es decir saber expuesto ligado por una coherencia formal y tranparente para sí mismo, está presente en toda la obra de Lacan pero fue muy desarrollada por él en la época de la producción de los discursos. El paradigma del saber expuesto sería lo que llama discurso universitario. Para esa época ya había muchos intentos de tesis universitarias sobre Lacan, también el uso del grafo en varios campos de la enseñanza universitaria, y Lacan empieza a medir ahí, la distorsión que se produce en la importación (traducción) de algo que es producido en un discurso que tiene sus propias leyes.
S2 a
S1 $
Son varias las consecuencias que se pueden extraer de la distribución de esas 4 letras: el semblante de saber en el lugar del agente, los enseñados como objetos, “los pichones de amo” en el lugar del Otro; sujetos desidentificados en el lugar de la producción (imposibilidad entre S1 y $) pero señalo especialmente para la ocasión, el S1 debajo del S2 indicando la aparición del poder político en el lugar de la verdad, debajo de la apariencia del saber en juego,“receta de familia” lo llamó al comentar unos escándalos por manipulación de designaciones en Oxford y Cambridge.
Al que le interese investigarlo los ejemplos de la distorsión que, según Lacan, se produce son muchos: la crítica a Politzer (El S1 como yo trascendental en el lugar de la verdad y debajo del semblante de saber), el prefacio a la tesis universitaria de Anitta Rifken, pero en el que más insiste Lacan es en el caso de dos de sus alumnos, muy formados por la universidad, a las cuales se refiere como “mis dos eles”(Leclaire y Laplanche) que presentan en Bouneval el hoy conocido trabajo sobre el Inconsciente. El resultado de lo expuesto por ellos y la distorsión que introduce es bien conocida, el inconsciente es la condición del lenguaje, que falsea lo que Lacan trata de transmitir el lenguaje es la condición del inconsciente. Como se podría demostrar analizando más en detalle el caso, el inconsciente pasaría a ser un metalenguaje del lenguaje. Retomando la oposición del comienzo tenemos entonces que los conocimientos sobre la lengua también pueden ser barrera a la trasmisión de la experiencia, vuelvo a citar a Heidegger “La filosofía científica que persigue la producción de este «super-lenguaje» se entiende consecuentemente a sí misma como metalingüística. Esta expresión suena a metafísica pero no sólo suena como ella: es como ella.
El discurso universitario no es el que se da en la universidad, ni el analítico en la comunidad analítica, puede haber discurso universitario en la comunidad analítica, y enseñanza, en el sentido de Lacan que la adjetivaba como digna de tal nombre, en la universidad. El curso de lingüística de Saussure se dictó en la universidad de Ginebra, el curso de Kojeve en la escuela de altos estudios de París, también los cursos de M Foucault; Lacan mismo luego de ser albergado durante años en los márgenes de la universidad terminó aceptando un departamento dentro de ella, y actualmente J.A. Miller en el departamento de psicoanálisis en Paris. Tenemos por otro lado una indicación de Lacan, que habría que discutir en otro contexto, pero que amortigua algo sus críticas: el discurso universitario también posibilita al analítico. La idea de norma, que no estaba en la antigüedad, surge con éste discurso y permite la clínica de Freud.

Como dije mas arriba el tema no es tanto renunciar a producir un saber sobre la experiencia que pueda ser expuesto, sino de precisar sus límites y lo que se pierde de uno al otro. JAMiller, en el texto que hemos tomado como referencia, pregunta hasta donde podemos avanzar por el lado del saber expuesto, dando por sentado que hay un límite, y que él formula ahí como razones de estructura.
La cantidad de aclaraciones del mismo Lacan, hay muchísimas, menciono solo una: “Por lo tanto, sé lo que debo repetir, de encontrarme atrapado en un giro universitario, para no cometer la equivocación de vaciarla del acto que la ha creado”, para que su enseñanza no caiga bajo las leyes del discurso universitario, creo que indican también su proximidad. La forma en que desalienta cualquier iniciativa de tesis universitaria, pronosticando malos resultados para cualquiera que lo intente, creo indica el temor de lo que de su enseñanza se pierda (y seguramente de su nombre ya que en el discurso científico no importan los nombres de autor). Pero también creo que su esperanza de que el discurso analítico, con el acto como agente, pueda preservar lo que los otros discursos borran, declina. Germán García en uno de los capítulos de libro D´escolar recoge una frase del seminario sobre el Sinthome que termina de borrar la esperanza de aquel momento,” El inconsciente solo da huellas, y unas huellas que no solamente se borran solas, sino que “todo”(comillas mías) uso del discurso tiende a borrar, el discurso analítico como los otros. Y si la ampliándola un poco, Ustedes mismos no soñaran mas que con borrar las huellas del mío, puesto que soy yo quien ha comenzado a darle su estatuto a partir de hacer semblante del objeto a… Solamente un año antes, había incluido los otros tres en su lista exceptuando el analítico.
La enseñanza: el enseñante¬- analizante
En un texto titulado Alocución sobre la enseñanza, también en otros lugares, aparecen algunas aclaraciones que permiten situar como Lacan entendía lo que para él era una enseñanza. Ahí luego de hacer una apertura que intenta motivar a los participantes de ese congreso, cierra con su alocución final que es la publicada en Otros Escritos.
En un primer paso, para aclarar las confusiones que, según parece, se han producido en ese congreso, separa enseñanza de saber, una enseñanza podría estar hecha para producir una barrera al saber, algunos buenos pedagogos lo ilustran muy bien o, hay mas saber en el mundo de lo que la enseñanza se imagina. Recordemos que estamos en los años en que homologó el saber y el goce, y que postula que no puedo ser enseñado mas allá de mi saber, algo que en Freud aparecía por el lado del tiempo de la interpretación, no se puede interpretar algo que el sujeto no esté a punto de formular.

Luego ubica al enseñante como $ (S tachada), en división y como significante que lo representa ante otro significante, ¿quien sabe cual?, es cualquiera, pero basta que se sepa para que el sujeto salga del saber, deberá hacer su reentrada. Es en este movimiento que podemos hablar de enseñante en el sentido de Lacan (2). Se entiende mejor el “jamás he tenido un día siguiente para mi refugio”. Esta división en la posición de enseñante hizo que Lacan insistiera en su posición de analizante cuando enseñaba (proposición paradójica por cierto, habría que ver qué tipo de analizante sería?). Que hay Lacan contra Lacan en su misma obra, y es éste uno de los ejes de la lectura que J A Miller ha realizado, es lo que imposibilita una lectura “objetiva” al modo universitario, no queda otra que incluirse en la misma, no hay Lacan dijo, a lo sumo es posible algún digo que Lacan dijo, lo cual impediría, no digo impide porque las hay, pero deja en la impostura cualquier identificación con Lacan. Sabemos que una enseñanza, una vez conquistado un saber puede dedicarse a publicarlo, difundirlo, venderlo, y con un poco de suerte vivir toda una vida de aquel libro publicado, de aquel tema compuesto, el momento actual lo muestra bien con revaivals de revivals. Quizá podamos usar la expresión que él mismo Lacan usó para ejemplificar el empujón que recibe el animal, el viviente, para pasar a la escena donde se representa, “Fuego en el trasero”, sin permitir que el mismo saber que producía y dejaba caer hiciera de cierre a esa división. Si amenazó durante años y en varios momentos con interrumpir su enseñanza, parecería que este mismo proceso no se lo permitió.

Gustavo González


(1) Exposición en las jornadas “Formación analítica y experiencia del análisis” año 2008
(2) Posteriormente a la exposición del trabajo encontré en J C Milner, una clarificadora alusión al tema : Al igual que con el científico, el discurso universitario anula la categoría de maestro, insustituible, hay como mucho profesores, de los que se espera no actúen como sujetos, sustituibles unos por otros, al igual que los científicos, no entran sus características personales, salvo aquellas que no alteren su buen funcionamiento “olores marchitos, colores grisáceos, modos anodinos, es lo que se espera cuando todo es cuestión de posición, no de sujeto”. La actual proliferación de maestrías en psicoanálisis sería según Milner un bello ejemplo del sentido antitético de las palabras primitivas. Cabe aclarar que por vía del matema Lacan quiso ubicar el psicoanálisis en esta línea, momento en que declara la posición antifilosófica y toma lugar en la universidad.