viernes, 27 de mayo de 2016

Los inmortales ya existen.

Por Germán García

En Respuestas N°9, año 2014

Todos aquellos que nacieron, vivieron y desaparecieron convencidos de la inmortalidad practicaron las maneras que corresponden a un inmortal. Creo que Jorge Luis Borges, descendiente del inmortal convencido que fue Macedonio Fernández, describe bien la diferencia entre un mortal y un inmortal: “Todo, entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y lo azaroso. Entre los inmortales, en cambio, cada acto (y cada pensamiento) es el eco de otros que en el pasado lo antecedieron, sin principio visible, o el fiel presagio de otros que en el futuro lo repetirán hasta el vértigo. No hay cosa que no esté como perdida entre infatigables espejos. Nada puede ocurrir una sola vez, nada es preciosamente precario”.
Es decir que podemos reconocer a un inmortal por el aburrimiento, producto de la experiencia vivida de que la eternidad es un bostezo de Dios, una travesura del Diablo.
Otra cosa es extender el tiempo de una vida, de cualquier manera finita. Aquí tenemos la prueba contraria , la de los mortales.
Hegel postuló que la muerte es el amo absoluto, al que la vida subordina sus valores relativos. Contra Hegel, cualquier suicida demuestra que existen cosas peores que la muerte. La angustia, la vergüenza, la culpa y tantas otras experiencias –el dolor, la pérdida del amor- muestran que la muerte no tiene la última palabra.
Entonces, podemos retozar de clonación en clonación (duplicar la clonación para jugar un solitario acompañado); siempre que las “condiciones” de la vida sean gratas. Esas condiciones son nuestros modos de gozar, que nos salvan del hastío de la mera duración.
Al inmortal de Borges los siglos le dejaron la pobre limosna de palabras desplazadas y mutiladas. Vivir lo justo, entonces, sería encontrar las palabras que descifran nuestra vida. No todo se reduce a la lotería genética.


Germán García fue nombrado Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba en agosto de este año.

No hay comentarios:

Publicar un comentario