domingo, 5 de febrero de 2012

EDITORIAL RESPUESTAS 6 por Félix Chiaramonte

Por una política lacaniana.

Desde el Instituto Oscar Masotta hemos iniciado un camino productivo desde 2005, que se formalizó en mayo de 2006, fecha en la que se realizó la primera conferencia de Germán García, interlocutor y asesor de la Delegación San Fernando. La cultura y la actualidad del psicoanálisis fue el tema. Como verán, tratamos de estar a la altura de nuestro tiempo. En esa noche soñamos con un proyecto que hoy sigue esa característica masottiana. La Biblioteca, los libros, los bares, la ciudad. Estar conectados con los debates de nuestra sociedad, con una distinción y una claridad que nos permitan encontrar un rumbo propio.

Advertido, -de lo que Lacan dice del sentimiento altruista, ya sin promesas para nosotros, que sacamos a la luz la agresividad que subtiende la acción del filántropo, del idealista, del pedagogo, incluso del reformador- Germán nos preguntó en 2005 para qué queríamos hacer la Delegación del IOM. Esa pregunta pragmática, e inesperada, permitió que algunos tomáramos una decisión: hacer de esta ciudad de pertenencia, un lugar de referencia, e interesarla por esta disciplina, esta práctica del inconsciente.

Siempre me gustó esa metáfora de Jacques Alain Miller que dice que la influencia política del psicoanálisis es como un contagio, una expansión tranquila, la expansión de un perfume, un espíritu invisible que se apodera de todas las entrañas, de todos los órganos de la vida espiritual. Nuestra ciudad suele vestirse de fiesta, y vive, frecuentemente, una Feria de Colectividades en la plaza principal, con representaciones de países y provincias que al mismo tiempo no se colectivizan, sino que hacen de cada característica particular, un detalle. Es cierto que se da en el contexto de la compra y venta del mercado capitalista, pero además a eso le agrega el lugar del folklore y de lo popular, que a veces participa de otra lógica. Sigmund Freud tenía muy en cuenta las representaciones, los chistes, las formas del inconsciente en su versión social, el desmenuzamiento de sus identificaciones.

Es claro que nuestra vocación es interesar a esta ciudad en el psicoanálisis. A principios de este año 2011 mostramos en acto nuestra política de sumar desde la Orientación lacaniana. Y nos pusimos a conversar sobre la actualidad del psicoanálisis y también de la educación de los analistas. Trabajar sobre ese punto y encontrarnos. Luego de los senderos universitarios, y de la habilitación correspondiente, el mercado nos brindaba los lugares para pagar el derecho de piso. Puestos a recorrer y saludar en cada curso, clase, conferencia que se diera sobre psicoanálisis, escuchando slogans, repitiendo frases, tratando de captar algo en medio del desorden del conurbano, yendo a la gran capital Buenos Aires, nos perdíamos sin saber que estábamos desconcertados. No se trata de creernos ahora, súper esclarecidos. Se trata de comenzar a orientarse.

Hemos publicado cinco números de Respuestas, desde 2006 hasta 2011, vamos por el sexto, revisando las clases grabadas de los docentes del IOM, con las conferencias abiertas a la sociedad en su conjunto y en su diversidad, invitando a otros sectores, a otras líneas teóricas, intentando el intercambio unas veces con más repercusión, y otras aceptando lo que dice Lacan acerca de la inusitada expectativa que la filosofía tiene en el diálogo, cuando lo que existe son monólogos y de lo que se trata es de coloquiar. Uno monologa y otros encuentran en eso resonancias, o no.

Si Jacques Lacan concluyó que la formación del analista es la formación del inconsciente, podemos afirmar que eso implica poner en el centro de la cuestión al análisis personal para cada aspirante a psicoanalista. Lo cual no quiere decir que no sea necesaria la educación del analista, que supondrá términos como lógica, antropología, lingüística, antifilosofía.

Tomamos como referencia el texto freudiano: La sutileza de un acto fallido, con un comentario de Miller: “Freud no se creía disminuido por presentar, tan tardíamente en su elaboración, un acto fallido de su inconciente, de presentarlo a la comunidad de los psicoanalistas. Es que él quería recordarles – tan tardíamente- que un analista continúa aprendiendo de su inconsciente. Ser analista no los exonera de este testimonio. Ser analista, no es analizar a los demás, es primeramente continuar analizándose, es continuar siendo analizante – es una lección de humildad. La otra vía, sería la infatuación del analista – si se pensara en regla con su inconsciente. Uno jamás lo está.”

Cuando comenzamos teníamos un tríptico (en el IOM San Fdo.), que explicaba quién era Masotta, su biografía, cómo había generado con otros pocos la entrada del psicoanálisis lacaniano en la lengua castellana. A pesar de eso, de nuestra pasión por querer enseñar, los equívocos hacen que nos pregunten por el Profesor Masotta, o que haya gente que pregunte si Oscar puso ahora un Instituto. Pues bien, no nos resignamos.

Con los y las colegas que me acompañan, hemos propiciado un ámbito que hace existir un grupo de lectura, cuatro módulos de investigación, una publicación, un blog http://www.iomsanfernando.blogspot.com/ , un perfil en Facebook (Asociación Psicoanálisis San Fernando), y la inserción en los medios locales de prensa.
Además, claro, de la creación de la Asociación de Psicoanálisis San Fernando, con una red de practicantes de la clínica, que se llama Atención Analítica.

Una cita de Vida de Lacan, propone un modo de trabajar: “… “Lo serio es la serie”, decía en su seminario: no aflojar, no decir stop; pensar siempre en las consecuencias, sopesarlas con antelación, pero asumirlas cueste lo que cueste, sea lo que sea, beber el cáliz hasta el último trago. Para él, un analista que se excuse en nombre de las buenas intenciones es para desternillarse de risa.”

Y en Política lacaniana, de Jacques Alain Miller, dice “Estaba presente en Lacan, no solo en su enseñanza sino en su vida cotidiana, la idea de desalojar, acorralar todos los no puedo. Para Lacan, en efecto, el “no” no era una respuesta. Podía encarnarse en ciertos aspectos de su conducta que algunos podían llamar ser autoritario. Para él se trataba de hacer salir el deseo agazapado bajo las buenas razones, el deseo más difícil de hacer salir, ignorado por el sujeto mismo, ese no querer, un rechazo. La política lacaniana es una cierta política de la insistencia, la insistencia de hacer salir al deseo oculto tras las buenas razones y la buena intención.”

Mi interés en el psicoanálisis, el que se plantea una clínica con una ética, analizar el pasaje de la política y la psicología de las masas al psicoanálisis, en fin, hacer del psicoanálisis mi política, es lo que me causa junto a otros en esta práctica singular.

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