Por Félix Chiaramonte
NOVIEMBRE 2014
A partir de una clase que di en
la Fundación Descartes, y que luego he retomado en nuestra Delegación San
Fernando del Instituto Oscar Masotta, me propuse revisar y renovar mis lecturas
acerca de la dialéctica en el psicoanálisis.
Encontrarme con la interpretación
de Hegel a través del Kojeve que conoció Jacques Lacan, me plantea varias
cosas, entre ellas una en especial, una cita del libro de Vincent Descombes, Lo
mismo y lo otro: “No creamos que una obra adquiere autoridad porque haya sido
leída, estudiada y finalmente considerada convincente. Antes al contrario:
leemos porque ya estamos convencidos. Las obras están precedidas de un rumor.”
(1)
Desde nuestra educada comunidad
analítica nunca repetiríamos mal el francés bien hablado. Jamás ocurrirá la
situación de aquel boxeador argentino, el más grande campeón, que tenía que
participar recibiendo otro premio en su ya coronada carrera. Al tomar el trofeo
de manos de una autoridad francesa, debía decir “Merci beaucoup”. Sin embargo,
él, que había enfrentado muchos rivales con el coraje de sus puños y el combate
como todo límite, no pudo con su nerviosismo ni con el hartazgo por la ceremonia
y los flashes. Al fin de cuentas, ante tantas Luces, sólo pudo pronunciar:
“pipí, cucú”.
Sigmund Freud se negó a
establecerse en Argentina ante la invitación de un grupo de escritores en
tiempos de la persecución nazi en su país. Su respuesta a Xavier Bóveda dice:
“leo y entiendo el hermoso idioma en que usted escribe sus versos, pero no me
tengo confianza para escribir en él…” (2). Tal vez las consecuencias de su
decisión nos enseña que uno no puede igualarse por hablar en el mismo idioma,
sino que debe tener en cuenta la diferencia que se abre en la alteridad
irreductible de las distintas culturas y la historia de las diversas posiciones
políticas, así como por otro lado, dialécticamente, se sostienen los lazos de
trabajo para la expansión y consolidación del psicoanálisis a nivel mundial.
Durante este 2014 nuestras
lecturas bascularon entre el Lacan clásico y El Ultimísimo Lacan según Jacques
Alain Miller, en esa dialéctica que se propone desde la hystoria y una práctica
que se orienta hacia lo real. Y si bien ubicamos ese inconsciente en tanto
historia, ese inconsciente intersubjetivo por estructura, en donde la operación
analítica obedece a las leyes de la palabra, a la ley del reconocimiento, y por
ende al desciframiento del síntoma, tenemos que esto cambia por completo en el
último Lacan, es decir, se trata de una teoría que ya no se elabora desde la
histeria y la historia, sino más bien desde la psicosis. Un real separado de la
palabra, que “habla solo”. Como en la experiencia de la alucinación en El
hombre de los lobos, se trata de una significación tan extraña que el sujeto no
puede comunicársela al otro.
Miller aclara que no hay
superación con esos seminarios que van desde el 20 en adelante, respecto del
Lacan simbólico. Sin embargo, se escucha en nuestra comunidad analítica cierta
superioridad cuando se intenta leer la teoría de los nudos y un real que no se
aprehende, frente al trabajo sobre el Seminario 1 por ejemplo, con lo cual
queda por verificar si es cierto que captamos “la superposición y acumulación
de teorías distintas de alguna forma co-presentes” (3)
Germán García recuerda que Oscar
Masotta “no contaba a Lacan, sino que intentaba explicarlo con una claridad
expositiva que llegaba a una audiencia exotérica sin ceder en el rigor
esotérico que intentaba alcanzar.” (4) Tal vez desde este recorrido histórico,
analizando cómo importa el psicoanálisis (en) la Argentina, podamos continuar
las lecturas que impliquen estar abiertos a la sorpresa, al asombro, a la
inquietud de lo Otro, sin resignarse a la repetición de lo mismo.
Referencias:
(1)Lo mismo y lo otro, Vincent Descombes, pág. 17, Ed. Cátedra.
(2)Citado por Germán García en La entrada del psicoanálisis en la
Argentina, pág. 208, Ed. Catálogos, de la Nota preliminar de Jacobo Numhauser ,
pág. XLVI, en las Obras Completas de Freud, Ed. Biblioteca Nueva.
(3)El ultimísimo Lacan, Jacques Alain Miller, pág. 43, Ed. Paidós.
(4)Prólogo de Germán García a Introducción a la lectura de Jacques
Lacan, Oscar Masotta, págs. 20 y 21, Ed. Eterna Cadencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario