Este año hemos decidido señalar en el título de nuestro Seminario Anual
el estilo en el que la presencia del deseo se anuncia en la clínica, pero
también en la política del psicoanálisis. Para ello hemos tomado como
referencia principal el apartado “La dialéctica del deseo” del Seminario “El
deseo y su interpretación”. Apoyados en él, pero también proponiendo una
lectura intertextual establecida por la discusión e interés de los miembros de
la Delegación, pudimos concretar un año de trabajo cuyas consecuencias serán
leídas a partir de ahora. Diversos autores han sido incluídos en el desarrollo
de las clases: los ya ¿bien? conocidos S. Freud y J. Lacan, como Oscar Masotta,
J.A. Miller, E. Laurent y Germán García.
A continuación, las reseñas de las clases brindadas por los invitados
externos al Seminario:
Mónica Wons:
¿Es mentiroso el ghost?
Por Augusto Pfeifer
Es en su “Presentación del Seminario 6” donde J. A. Miller propone una
idea del lector: “Se trata entonces de saber cada vez, para quién lo lee, si
aquello que se lee es una perla, un término que vale la pena subrayar y
propagar, desarrollar, o si, al contrario, es accesorio, un deslizamiento que
enseguida es corregido”.
Y, si el “hilo del Seminario que nadie puede desconocer” es el
fantasma, Mónica Wons decide trabajarlo en el anudamiento que Lacan hace de él
con el ghost; esa presentificación del padre tan bizarra y necesaria en
la obra de Shakespeare; esa figura, también, ajena al mundo de los vivos que
denuncia que será condenado eternamente por haber sido asesinado en la “flor
de sus pecados”, a la vez que exige una venganza en su nombre; elementos
suficientes como para construir una encrucijada para Hamlet.
Interesante tensión, que derivará en los interrogantes respecto al
estatuto del Otro, del modo de estructuración del deseo, y las vías por las que
éste queda impedido.
Recordemos lo que ubica Lacan en la Clase 22 -tomada como referencia por
la invitada-: “Todo lo que se afirma como buena fe, fidelidad y anhelo se
plantea entonces para Hamlet, no sólo como revocable, sino como literalmente
revocado”. Así, lo que está garantizada es la no verdad y será ella la
causa del estupor “en que entra la mente de Hamlet luego de las revelaciones
paternas”. Es Hamlet, puntualiza Wons, quien es envenenado -por la palabra
del padre-. El protagonista es, a fin de cuentas, el condenado a percibir que
la verdad se le sustrae para siempre.
Wons apunta lo que para ella se presenta como un horizonte de trabajo.
El Seminario 6 permitiría realizar una deconstrucción de la función del padre
tal como Lacan lo trabajó en el Seminario 5; posibilitando pensar luego -señala
ella- un más allá del padre, un más allá del complejo de Edipo: por un lado
contraponiendo el sujeto de la metáfora paterna -donde es el Nombre del Padre
quien ordena el conjunto de los significantes- con el sujeto que no logra
representarse por un significante. Por otro lado, en el camino que Lacan traza
en relación al objeto: partiendo desde el objeto del deseo, al objeto
pre-genital, objeto voz, para alcanzar una pregunta por la exhibición y la
mirada.
La docente plantea una serie de preguntas: ¿el fantasma miente? ¿Ofrece
una última palabra sobre el goce del sujeto? ¿Podríamos pensar al fantasma como
elemento que permite cierta estabilidad al deseo -frente a la metonimia que no
le permite representarse-?
Y en contraposición, señala cómo Lacan definía un año antes a la función
paterna: el Nombre del Padre es el significante en el Otro que responde por el
ser del sujeto.
La clase, organizada el día 20 de octubre en la sede de nuestra
Delegación, finaliza situando a Hamlet como la vía que encontró Lacan para
cuestionar la solución fálica en tanto ley normativizante.
Mónica Wons es miembro de la EOL y la
AMP
Roberto
Bortnik: Dialéctica del deseo y complejo de castración
Por Virginia Gilardi
Con el título “La dialéctica del deseo
y el complejo de castración” y tomando como bibliografía de referencia el
capítulo 20 del Seminario 6 de J. Lacan, “El fantasma fundamental” y el texto
de Oscar Masotta, “Edipo, castración y perversión” Roberto Bortnik, para
comenzar, se centró en el título de la clase y los dos sintagmas que lo
componen: “Dialéctica del deseo…” señala cómo de un modo estratégico el
psicoanalista ubica el concepto de deseo, que si bien es un concepto freudiano,
vía la dialéctica remite al logos, al discurso y a la demanda simbólica. Por
otro lado, el sintagma “Complejo de castración…” queda ligado a Freud a través
de la “Organización genital infantil” y la “sexualidad femenina”.
Estos dos sintagmas sitúan a J. Lacan
en un contexto de lectura de los textos freudianos y en su retorno a Freud.
Vía el complejo de castración el
concepto de inconsciente queda como valor desde Freud asociado a la sexualidad
humana. Para captar lo propio del deseo humano será determinante referirse a
ella. Después de Freud los analistas rebajaron el alcance del deseo en la teoría
y la práctica del psicoanálisis al plano de las relaciones de objeto en línea
con la necesidad, la demanda y el concepto de frustración denegando el interés
en la fase fálica y la sexualidad femenina como constitutivas del sujeto y su
deseo. La equivalencia niño- falo articula el deseo del niño con el deseo de la
madre y da origen, en tanto el niño se distancie de esta captura, a un nuevo
deseo por fuera del de la madre. Presencia del deseo en un sujeto via la
interdicción paterna en tanto un padre es una madre que no se agota en un deseo
de hijo.
En el capítulo 20 del Seminario 6 el
interés está en ubicar la especificidad del deseo para el psicoanálisis. La
cosa freudiana es el deseo. Una práctica que toma como principio un deseo que
no se adapta a la realidad de los acontecimientos. Deja la realidad del deseo
para el psicoanálisis como una pregunta siempre abierta que no permite arribar
a algo que sea acabado, cerrado, satisfactorio. La pregunta sobre el objeto que
le serviría de soporte a este deseo será la del fantasma fundamental que en su
estructura sincrónica será también sostén de un sujeto que en tanto deseante se
desvanece.
Roberto Bortnik es miembro de la EOL y
la AMP, Comisión Ejecutiva CID Bahía Blanca del IOM
Luis Salamone:
El fantasma en el deseo y en las neurosis
Por María Verónica Rios
El 1 de septiembre Luis Salamone estuvo
a cargo de la segunda clase de docentes invitados del IOM2. Con un título
atinado e interesante seguimos la clase.
El encuentro de Lacan con la ética y el
deseo. Cuenta Judith Miller que Lacan tenía un gusto particular en sus lecturas
tempranas. A los 14 años leía el texto “Ética demostrada según el orden
geométrico” de Baruch Spinosa, mamotreto difícil de soportar que demuestra geométricamente
qué es la ética; en un apartado dice: la esencia del sujeto es el deseo. Lacan
recorta allí esa perspectiva antes de encontrarse con S. Freud. De entrada está
la cuestión del deseo. Lacan plantea que el grito que el infante dirige a la
madre se inscribe en el sistema simbólico. Para precisar esto arma una
diferencia entre necesidad, demanda y deseo; el hecho de hablar nos separa de
la necesidad, en la vía de la demanda. Es así cómo el deseo se instaura en el
campo del Otro y el sujeto queda a merced del él.
La solución a este encuentro con el
deseo se presenta en las neurosis de dos formas, según la repuesta
fantasmática: el modo obsesivo y el modo histérico; dos posiciones deseantes
que Freud ubica en el “Proyecto de una psicología para neurólogos”, según se
trate del encuentro con el Das Ding. Si es displacentera se trata de
histeria y si es demasiado placentera se trata de obsesión. Hay maneras de
enredarse con ese deseo. Un nombre de ese enredo puede llamarse, en esta época,
depresión. Así la clase nos fue introduciendo en los tropiezos del sujeto con
el deseo del Otro y la respuesta neurótica.
El deseo evanescente en la neurosis
obsesiva encuentra su aporía en el mito de Tántalo, que, a falta de comida, sirve
a Penélope cortada en pedacitos al banquete de los dioses. Crueldad que le vale
el castigo de los dioses, que lo eterniza a la imposibilidad de acercarse a una
satisfacción que no esté acompañada de un tormento.
En “Síntoma y fantasma” Miller localiza
al fantasma como una máquina, como un medio para transformar el goce en placer.
Salamone plantea los usos del fantasma, y el impasse del deseo en la
neurosis. Es el fantasma como respuesta al deseo del Otro el precio que paga el
neurótico para obtener una satisfacción problemática. Para localizar los goces
se remite a las fórmulas de la sexuación en el Seminario 20 y plantea un debate
para la clase, cuya afirmación es que: el fantasma es masculino. Dicho sintagma
nos puso a trabajar en las vicisitudes de la posición femenina, la histeria y
el amor. Compara al fantasma con un atrapadeseos. Asimismo problematiza el goce
femenino y separando el goce superyoico del lado del estrago femenino del goce
vivificante permeable al deseo; en esa dirección se orienta un análisis. Y
señala que la mirada de horror sobre el goce femenino obtiene dicha
significación en tanto es un fantasma neurótico.
Luis Salamone es miembro de la EOL y la
AMP. Autor de varios libros: " Alcohol, tabaco y otros vicios",
"El amor es vacío", "El silencio de las drogas",
"¿Todos adictos?", entre otros.